Para proteger tus muebles, puedes seguir los siguientes consejos:
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Ubicación: Elige la ubicación correcta para tus muebles. Mantenlos alejados de fuentes de calor o humedad, como radiadores o ventanas abiertas, que pueden dañar la madera, cuero o tapicería. Evita colocar tus muebles en áreas de alto tráfico o donde haya riesgo de golpes.
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Utiliza protectores: Utiliza protectores de superficie, como manteles, posavasos, almohadillas de fieltro y mantas, para proteger la superficie de tus muebles de raspaduras, manchas y otros daños.
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Limpieza regular: Limpia tus muebles regularmente para evitar la acumulación de polvo y suciedad, que pueden rayar o dañar la superficie. Utiliza un paño suave o una aspiradora para limpiar la superficie de tus muebles.
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Hidratación: Si tus muebles son de madera, cuero u otro material natural, es importante hidratarlos regularmente con productos específicos para evitar que se sequen y agrieten.
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Mantén la humedad adecuada: Mantén una humedad relativa en tu hogar entre el 30% y el 50% para evitar que la madera se agriete o se hinche. Puedes utilizar un humidificador o un deshumidificador según sea necesario.
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Evita la luz solar directa: La exposición prolongada a la luz solar directa puede decolorar y dañar la superficie de tus muebles. Utiliza cortinas o persianas para filtrar la luz solar directa.
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No arrastres los muebles: Cuando muevas tus muebles, levántalos en lugar de arrastrarlos para evitar rayones o daños en la superficie.
En resumen, proteger tus muebles es importante para mantenerlos en buen estado y prolongar su vida útil. Sigue estos consejos y tus muebles se verán y se sentirán como nuevos durante mucho tiempo.
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